13 abril, 2010

Vamonos a Historia: Madrastras Recordadas...

Historia
Las madrastras más recordadas de la historia
Cecilia Ruiz de Ríos
Catalina Parr, sexta esposa de Enrique VIII y excelsa madrastra.
Uno de los roles más difíciles para las mujeres es indudablemente el de madrastra, y aunque generalmente a las "madres postizas" nos ponen como la villana de la novela, han habido unas cuantas que han desempeñado el papel de madre con excelencia. Hoy día de la Madre vamos a recordar a algunas "mamas de crianza", porque madre no es solo la que pare sino la que cría.
Entre las madrastras más recordadas de la historia francesa está Agnés de Meran, tercera mujer del rey Felipe Augusto. A ella le tocó criar vástago ajeno, y lo hizo sin distinción de los propios que finalmente tuvo ella con su soberano, quien la amaba con tanta ternura y pasión que hasta desafió al Papa de turno para conservarla a su lado. Antes de ella, la historia recuerda a la linda hermana del rey Felipe IV el Bello de Francia, Margarita, a quien le tocó casarse en segundas nupcias con el monarca inglés Eduardo I Pataslargas. A Margarita no solo le tocó "bailar con la loca" al soportarle el mal genio a este cruel soberano, sino que muchas veces impidió que éste matara de soberbias palizas a los hijos habidos por Eduardo con su primera esposa Leonor. Dado que Margarita era casi contemporánea de sus entenados, solían jugar juntos y hasta conspirar contra el cascarrabias vejete que era el rey.
Otra tierna madrastra fue la hermosísima Arjumand Banu, más conocida como Mumtaz Mahal, la adorada esposa del monarca mugalo Sha Jehan de la India. Cuando ella conoció a Sha Jehan era una linda adolescente, y él ya tenía esposa y dos hijos, pero eso no impidió que el enamorado hombre se casara con Arjumand en segundas nupcias. El hecho de parir más de una docena de hijos no hizo que Arjumand apartara a los dos vástagos que su marido tenía de la primera esposa, y ella los crió todos juntos sin discriminación. Quizás por eso, Sha Jehan se escapó de volver loco cuando ella murió de parto al traer al mundo al décimocuarto hijo, y él le hizo como monumento de amor el Taj Mahal, donde aún reposan el monarca y su adorada Arjumnd después de tantos siglos de muertos.
Si hubo madrastra que idolatró a su entenado fue la esposa de Piero Da Vinci, papá del fabuloso Leonardo considerado como el hombre más perfecto que ha nacido. Resulta que el notario Da Vinci había engendrado a Leo con una campesina rubia llamada Caterina, pero tuvo la buena idea de llevar al bebé a su esposa para criarlo en casa. Cuando la mujer de Piero posó sus ojos sobre Leo, se dio uno de los flechazos más rotundos de la historia porque para ella, nada llegó a ser poco en esfuerzo, inversión o mimo para el rubio muchacho. Leonardo posteriormente habría de recordar a su madrastra con mucho amor, agregando que solo gentilezas y buenos consejos recibió de ella.
El hecho de que el rey inglés Enrique VIII Tudor cambiara de mujer como quien se muda de ropa hizo que a varias de ellas les tocara ser madrastras de los hijos que iba coleccionando el monarca gordo en sus devaneos y matrimonios. Si bien Ana Bolena-mamá de Elizabeth I- le hacía mala cara a María, la hija habida por Enrique VIII con su primera mujer Catalina de Aragón, y Juana Seymour fue demasiado breve como tercera esposa para saber que tan buena madrastra hubiera sido (se murió poco después de parir al futuro Eduardo VI), Ana de Cléves y Catalina Howard fueron indiferentes hacia los chiquillos de Enrique. Catalina Parr, sexta y última consorte de Enrique VIII, ya había enviudado de dos esposos antes de casarse con el rey.
Pero fue una de las madrastras más memorables de la historia. Reunió a los tres retoños de su marido bajo su tibio regazo, les cultivó mente y espíritu y les colmó de cariño. Reconcilió a Enrique con sus hijas, a quien en arrebatos de ira el obeso soberano había declarado bastardas. Incluso, tras la muerte del rey siguió albergando en su hogar a Elizabeth, a pesar de que ésta casi le roba a su cuarto esposo, Lord Seymour. Cuando Catalina Parr murió de parto, Elizabeth, la futura reina virgen, lloró a moco tendido por la mujer a quien consideró como una madre amorosa.
Pasando de virtual cantimplora sexual de las tropas rusas como meretriz que era a emperatriz por su matrimonio con Pedro I El Grande de Rusia, Martha Skavronskaya fue una mujer que quiso ganarse al hijo de su marido, el odioso Alexis. Ya bautizada en la fe ortodoxa esta ex prostituta tomó el nombre de la zarina Catalina I, e hizo de todo por que Alexis, el esmirriado y agrio hijo de Pedro con su primera esposa Eudoxia, se sintiera bien. Sin embargo el malcriado muchacho solo tuvo malas miradas, palabras soeces y desaires para responder a la dulzura de Catalina. Cuando Pedro acusó a su hijo de tramar contra él, Catalina le lloró para que no torturara a Alexis, pero Pedro de todas formas lo hizo ejecutar.
Isabel de Valois, hija de Catalina de Médicis y su esposo el rey Enrique II de Valois de Francia, fue otra madrastra que solo tuvo amor por su entenado, el tarado príncipe español Carlos, habido por Felipe II con su primera mujer María Manuela de Portugal. Cuando Isabel se casó con el cruel Felipe II de España en terceras nupcias, quiso llenar de mimos y atención a Carlitos, quien era un repulsivo adefesio a quien nadie quería tener cerca.
Carlitos llegó a adorar a su madrastra, pero las malas lenguas afirmaron que la joven Isabel y su entenado se entendían en la cama, cosa imposible porque no hay pruebas que el monstrito Carlos hubiera podido copular ni que le hubieran puesto Viagra por enema. Cuando Carlos por fin murió misteriosamente (dicen que Felipe II envió a su hijo un pastel envenenado), el dolor de Isabel fue tan grande que su propio marido le prohibió que llorara y guardara luto por el muchacho.
Otra dulce madrastra fue la francesa Louise de Coligny, quien se casó en cuartas nupcias con el aguerrido y guapo Guillermo de Orange, mal llamado el Silencioso. Louise, hugonota francesa que había enviudado de un noble de apellido Teligny, fue la bendición de madre que precisaban los 10 hijos que el padre de la independencia holandesa había coleccionado en 3 matrimonios anteriores. Incluso cuando Guillermo fue asesinado y ella quedó con poco dinero en el monedero, Louise no abandonó a los hijos de su marido-quienes la adoraban e hizo hasta lo imposible por mantener la familia unida. Incluso, ella ejerció influencia sobre su hijastro Maurits para que éste aceptara el tratado de paz con España y se detuvieran las masacres.
Abraham Lincoln, gran estadista norteamericano, tuvo la enorme suerte de contar con una buenísima madrastra cuando su mamá murió siendo él un chico de 9 añitos. Sara Bush Johnson era una viuda con tres hijos cuando se casó en segundas nupcias con el papá de Abe Lincoln. Era una mujer trabajadora, sensata y muy realista, y ella instó a Abe a que siguiera estudiando y nunca le tuviera miedo al trabajo. Lincoln posteriormente reconocería en público cuánto le debía a su madrastra por su beneficiosa influencia, sus constantes cuidados y la infaltable ternura y cariño que ella le proporcionó.
En el siglo XX, una de las mujeres más bellas del mundo se vio frustrada en su intento de tener hijos: la gran vedette negra Josephine Baker. Pero eso no impidió que esta diosa de ébano buscara satisfacción para sus fuertes instintos maternales, y se dio a la tarea de adoptar a once chiquillos de distintas razas para ser una de las madrastras más originales de la historia.

Madrastra YO???

en este me he reido bastante, chequeenlo..
http://es.netlog.com/Ale_online/blog/blogid=2458947

MADRASTRA YO???

viernes, 5 de junio del 2009 a las 12:59
De niña soñamos a menudo con ser una princesa encantada, encontrar un apuesto príncipe azul y vivir juntos y felices comiendo perdices. Desde pequeñas nos entrenan para la ternura, para cuidar de otros seres más pequeños y necesitados, para dar fuerzas al mundo y alegrarnos de los éxitos ajenos. Pero lo que quizás nunca se nos pasó por la cabeza es que en ese maravilloso cuento de hadas nos tocaría ejercer otro papel: el de madrastra. Ser madrastra, es un destino que de niñas ni soñamos tener, es una especie de «maldición» de la que algunas mujeres huyen porque lo ven como fuente de muchos problemas y pocas gratificaciones. Pero la realidad que se vive en la mitad del planeta, donde crece el número de divorcios y familias reconstruidas es innegable. Por suerte hoy detrás de esta figura tantas veces denostada por las leyendas de hadas ya no se encuentra una malvada esposa que hace la vida imposible a los hijos de su marido, sino que la constante recomposición de las familias, en la actualidad lleva a encontrarse con esta figura cotidianamente. Aquí es extremadamente necesario decir que amo el mundo Disney, me declaro fanática perdida de Mickey Mouse y sus amigos pero debo repudiar el papel tan tenebroso que siempre ejerce la madrastra en cualquier historia destinada a niños. Estoy cansada de decirlo, escribirlo, cantarlo y ya hasta estoy intentando dibujarlo y bailarlo, además de hacer algunas estatuillas, NO TODAS LAS MADRASTRAS SON MALAS. Por Dios, cómo los hijos de nuestras parejas no nos van a odiar, temer o ignorar si continuamente la historia de la mujer mala que pretende alejarlos de sus padres se repite mas que el mito de la Sayona? Estoy hasta la coronilla de encontrar en cada nueva película o cuento de hada el mismo estereotipo de la madrastra fea, vieja y malvada o el otro extremo; linda, joven y despiadadamente ambiciosa. El estigma de ser la «intrusa» tiene un alto costo emocional muy alto para la madrastra, reflejo de esos estereotipos heredados de generación en generación, al punto de que todas las niñas en sus juegos quieren ser Cenicienta o Blancanieves, pero ninguna acepta de buena gana ser la Madrastra, dicho así, sin nombre propio, porque ni ese derecho les concedió la literatura. Al hablar del rol de la madrastra nos vienen a la mente muchos estereotipos, pues la imagen que se nos ha presentado de ellos es de discordia, problemas, odio etc. En muchas ocasiones, el sólo hecho de saber que se tendrá una madrastra puede ser negativo, ya que generalmente es la figura que representa competencia, oposición, y rivalidad, por lo que debemos prepararnos para manejar la resistencia, sea esta intensa o sutil. Por Dios santo, hasta cuando nuestro mundo se va a sostener en el mito de Madrastra = Bruja? Durante años hemos sufrido bajo la teoría de que la mujer debía ser madre para realmente considerarse, justamente, mujer. Ahora que, más o menos, estamos superando esta etapa nos atacan con esta otra versión de la especie femenina no valorable. No es justo. Y es que la cosa de verdad es complicada y no exagero porque el eco incansable del mito se repite una y otra vez y está ahí… respira, se mueve, vive, ¡Te rompe soberanamente los ovarios! Y no solo esto nos juega en contra, sino que ademas (por extensión del estereotipo de madrastra) el hijastro es mostrado al mundo (sobre todo infantil) como el olvidado, relegado, maltratado y no querido como “verdadero” hijo… Más triste no había ¿no?
 Ahora que escribo, me pongo un poco paranoica, ya parezco Armand Mattelart y Ariel Dorfman (sí, los dos juntos ¿ y qué? ) No pretendemos que nuestros hijastros traicionen a sus progenitores. Por lo menos, yo NO PRETENDO ROBARLE A LA MADRE EL AMOR DE SUS HIJOS. No soy una bruja, no soy malvada, no soy vieja, no soy fea, no soy joven, no soy linda, no soy despiadadamente ambiciosa… Se lo que soy, SOY UNA MUJER QUE SE ENAMORÓ ¿Qué, acaso es pecado? SOY UNA MUJER QUE QUIERE A LOS HIJOS DE SU NOVIO ¿Es muy loco creerlo? Y no solo eso, los quiero, los siento parte de mi, de mi historia y me importa muy poco el contexto y el imaginario social que hay creado en torno a las madrastras. Yo soy diferente a esta farsa. Mis hijastros son únicos. Ambos amamos a la misma persona y de maneras diferentes,eso si. Ser madrastra es todo un reto, porque no siempre las verdaderas madres están dispuestas a que sus ex parejas, unan a sus hijos con una nueva mujer. Sin hablar del temor lógico que siente el hombre de que su nueva pareja, no acepte a sus hijos, y por ello él muchas veces pone una barrera que indica directamente que sus hijos son mas importantes (COMO DEBE SER). Sin embargo creo que aquí caben las siguientes interrogantes: Y si fuera yo quien tuviera 1, 2 y hasta 3 “cajitas felices” a bordo? Los aceptaría cualquier hombre sin dudarlo? Honestamente no lo creo!! Los hombres suelen huir con una facilidad increíble cuando se encuentran con uno de estos “paqueticos”. Si en su mayoría le huyen a una relación seria y al matrimonio, y le temen a una mujer exitosa con mucha mas razón salen despavoridos si esta tiene hijos. Las mujeres en cambio somos mucho mas valientes y menos catastróficas a la hora de ponerle el pecho a las balas. La mujer es genuina, ama, lucha, se entrega y es capaz de dar amor incluso a unos hijos que no han salido de su vientre. Otra cosa que no comparto ni creo justo es hacerles sentir a los niños que traicionan a su mamá si les cae bien la nueva pareja de su padre. Lo ideal sería que pudieran contar con ambas para crecer saludables, fortalecer su personalidad y aprender a establecer relaciones armoniosas con todo tipo de personas. La familia de la madre biológica influye mucho en este caso, esté ella presente físicamente o no. Todo el mundo merece a cualquier edad saber cuál es su origen y tener espacio para relacionarse con sus parientes, pero ese vínculo debe estar basado en el respeto al derecho de cada quien de elegir pareja y además presentársela a los hijos en el momento que considere oportuno. La madrastra moderna tiene nuevos retos para organizar la vida en su hogar, enfrentando con paciencia y sabiduría los viejos prejuicios que aún persisten contra su papel de madre sustituta. Tal comportamiento responde de algún modo a la mala reputación que por siglos se ha dado a este rol familiar desde la literatura clásica, el ballet, la pintura y otras manifestaciones artísticas, en las que estas madres por sustitución, si no son brujas, al menos las pintan como egoístas, envidiosas, malévolas, interesadas... El vínculo amoroso con el padre, las razones del nuevo matrimonio, la responsabilidad que entraña atender a unos hijos que no son propios apenas se analizan cuando el asunto se aborda con superficialidad. A pesar de los escollos culturales y sociales, la mayoría de los infantes de este siglo logra entenderse bien con su madrastra cuando esta les trata con dulzura y deja bien sentadas las pautas desde el inicio de la relación. En tal éxito influye la empatía que la mujer logre desarrollar con esas personitas a su cargo y el tiempo que destinen a conocerse mutuamente. Especialistas del tema aseguran que ser hijastro o hijastra será menos complejo si todos los adultos significativos logran expresar adecuadamente su afecto, se llevan bien entre sí, adoptan un estilo de disciplina coherente y además logran estar unidos a la hora de tomar grandes decisiones, incluso para compartir alegrías o enfrentar problemas de la cotidianidad. Tal vez lo más difícil de unificar sean los intereses culturales, las filosofías de vida, las posturas ideológicas o la forma de enfocar algunos aspectos que afectan la comunicación frecuente con el padre o la madre, pero todo tiene solución si se conversa civilizadamente. Hoy quiero dedicar este blog a todas aquellas mujeres que asumen la atención de los críos del esposo como si hubieran nacido de su propio vientre. Mi respeto va para aquellas mujeres que aprendieron el arte de regalar un beso después de aplicar un buen regaño, las que aplauden una buena nota o curan un dedo magullado, y además saben guardar secretos de maldades, remiendan medias y corazones, comparten golosinas entre «medios hermanos» y logran ser justas a la hora de señalar culpables.

Gracias por leerme.
Espero les guste.
☆☆Ale_online☆☆
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cσρчяιgнτ ©2009

los-mitos-de-la-madrastra-bruja :)

Me ha gustado el tema y he seguido googleando y he encontrado esta otra pagina interesante, chequeenla:
http://www.familias21online.com/index.php/articulos/38-interes-general/79-los-mitos-de-la-madrastra-bruja-

Dra. Dora Davison

Introducción

En toda familia ensamblada hay un padrastro o una madrastra o ambos. Esta definición por demás sencilla, desencadena toda una concatenación de prejuicios y sensaciones de desagrado, no carentes de incidencia en la vida familiar y personal de quienes las conforman.
Si bien, en nuestro país existe el reconocimiento legal del parentesco producto de las uniones de hecho, el enfoque jurídico de la familia ensamblada requiere la celebración del matrimonio civil de la pareja que funda la nueva familia, para que los hijos, que cada uno de ellos tuviera de una unión precedente, estén legalmente reconocidos como parientes del cónyuge de su progenitor. Sin embargo, aún cuando la relación de parentesco entre un cónyuge y los hijos del otro nace con el matrimonio, las familias ensambladas constituidas tanto a partir de parejas legalmente casadas, como unidas de hecho, se hallan sometidas a las mismas tensiones y desafíos.
Lo que distingue a la familia ensamblada es la presencia de hijos desde el comienzo mismo de la relación de la pareja. Es una configuración familiar no tradicional que cada vez tiene mayor difusión en nuestra sociedad y en el mundo occidental. De seguir la tendencia se espera que en algunos países, como por ejemplo en USA, en el 2010 superen ampliamente el número de familias nucleares. En nuestro país no contamos con estadísticas, pero ... ¿quién no tiene entre sus familiares y amigos una familia ensamblada?, ¿cuántos de nosotros no formamos parte de una familia ensamblada de modo directo o en calidad de miembros extensos?
Las primeras investigaciones sobre familias ensambladas, allá por década del 70 en USA, fueron estudios comparativos con la familia nuclear. Las conclusiones a que arribaron mostraban a las familias ensambladas con falencias y a los chicos criados en esas familias como niños en riesgo. Pero, a medida que su número fue en aumento y los métodos de investigación se tornaron más sofisticados, los investigadores abandonaron ese punto de vista y pusieron el foco en sus diferencias estructurales. Puede leerse en Hetherington y Anderson (1987): “En años recientes, los investigadores han comenzado a alejarse del punto de vista de que las familias con un solo progenitor y las familias con hijastros, son atípicas o patógenas”.
Hallaron que las familias ensambladas que lograban la integración de sus miembros y alcanzaban la estabilidad, lo hacían mediante pautas de convivencia propias y diferentes a las de la familia nuclear. Estas reglas diferentes eran acordes a sus diferencias estructurales. Resultó obvio, entonces, que así como “nadie puede jugar al ajedrez con las reglas del juego de damas”, las familias ensambladas tampoco pueden funcionar adecuadamente cuando utilizan las reglas de convivencia de la familias nucleares. Este descubrimiento dio origen a modelos de abordaje, que incluían de forma ineludible, la información sobre sus características y sus modos más adecuados de funcionamiento.
También en la década de los 80, se incluyó al divorcio y al recasamiento como etapas adicionales del Ciclo de Vida Familiar. A partir de estos datos, empezó a cobrar importancia el modo en que se había producido la ruptura conyugal del matrimonio anterior, para la viabilidad de la familia ensamblada. Es decir, cuando el divorcio que la precede conserva intacta la relación de los ex - cónyuges como padres, la nueva familia tiene mayores probabilidades de éxito.
A pesar del tiempo transcurrido desde entonces, aún hoy, la mayoría de las personas que se vuelven a casar, desconocen las diferencias dinámicas y estructurales de su nueva familia e intentan emular a la familia nuclear. El alto número de divorcios de los segundos matrimonios se debe en gran parte a este desconocimiento. De igual modo, ello puede relacionarse con el origen de muchos desajustes familiares, conducentes a la aparición de síntomas en sus miembros más vulnerables: los niños y adolescentes que las componen.
Las investigaciones sobre las familias ensambladas provienen fundamentalmente del campo de la psicología,la sociología, la antropología y la socio-demografía. Mucho ha sido el aporte de estas disciplinas, sin embargo, son muy pocos los conocimientos que se aplican en la vida cotidiana de las familias ensambladas. Mientras, aún persisten los mitos que entorpecen su integración.
La información sobre su estructura, pautas de convivencia, mitos, etc., es un aspecto crucial del abordaje de la familia ensamblada, cualquiera sea el ámbito en que se genere la consulta.
Pero hay más aún, la mayoría de estas familias adolecen de baja autoestima como consecuencia de ideas y valores sociales profundamente arraigados, que señalan a la familia nuclear como “la norma” y a cualquier otra forma de organización familiar, como “una desviación” de la misma. En nuestro país, a pesar de que existe un número sensiblemente alto de familias ensambladas, tampoco escapan a los efectos de este modo colectivo de pensar y sentir, y en general gozan de menor valoración social que las familias tradicionales. Si bien, en los últimos año asistimos a un creciente interés por las familias ensambladas, lo cierto es que los sistemas educativo, de salud y religioso, están escasamente preparados para ofrecerles una guía y apoyo.
No es de extrañar, entonces, que un número significativo de familias ensambladas se vean afectadas por el sentimiento de no ser “una verdadera familia”. Si nos detenemos a pensar, éste no es un tema menor, desde el momento que tal vivencia acompaña el desarrollo evolutivo de los niños y adolescentes que las componen y el desempeño de los adultos a cargo.
El Mito de la “Madrastra Bruja” y del “Padrastro cruel”
En la familia ensamblada hay más vínculos y personas involucradas, y en este entramado de relaciones y connotaciones, hay dos figuras que se destacan de modo negativo en el imaginario colectivo: “el padrastro” y “la madrastra”.
En el ámbito del Derecho de Familia, para referirse a los lazos de parentesco que se derivan del vínculo que une a cada uno de los cónyuges con los parientes consanguíneos del otro, se habla de “parientes afines”. Nuestro Código Civil reconoce al padre afín(padrastro), a la madre afín (madrastra) y a los hijos afines(hijastros) como “parientes afines” en primer grado. Estas denominaciones tienen la ventaja de eludir la carga emocional negativa que conllevan los términos mencionados en primera instancia, pero hasta el presente, tropiezan con el inconveniente de ser poco conocidos para el común de las personas.
“Padrastro”y “madrastra”, son palabras que guardan una connotación maléfica y las personas evitan usarlas, pero tanto estos términos, como los poco divulgados de “madre o padre afín” son las únicas palabras en idioma español que aluden en forma directa al vínculo entre el esposo de la madre y el hijo/a de ésta, o la esposa del padre y el hijo/a de éste respectivamente. Son los únicos, que permiten usar el adjetivo posesivo “mi”: “mi madrastra”, mi “madre afín, “mi padrastro”, mi “padre afín, “mis hijastros”, “mis hijos afines”. Ésta última será la nominación que usaremos en el presente artículo.
Por lo general, los chicos nombran estos miembros mediatizándolos a través de un tercero: “la esposa de mi papá” o “el esposo de mi mamá”. Una encuesta realizada por la Fundación Familias Siglo XXI en 1999, reveló que la mayoría de los de los niños desconocía tener algún lazo de parentesco con la esposa del padre o el esposo de la madre: se les preguntó a chicos entre 8 y 11 años de edad - hijos de padres divorciados -, si su mamá o su papá se habían vuelto a casar. A los que respondían: “Sí”, se les le preguntaba si tenían “madrastra” o “padrastro”, entonces contestaban: “No”.
Tal desconocimiento no es privativo de los chicos: en nuestra experiencia podemos afirmar que la mayoría de los adultos que se vuelven a casar ignoran nuestras normas jurídicas referentes al segundo o ulteriores matrimonios.
En idioma inglés se usan los términos “stepmother”, “stepfather”, “stepchild”, “stepdaughter” que permiten la expresión: “my stepmother”, “my stepfathtrer”… La raíz “step”, a la vez que significa “paso”, “escalón”, proviene, del vocablo “steop” del inglés antiguo y que significaba: “desamparado, huérfano”. La palabra “stepfamilies”, con qué se designa a las familias ensambladas, tiene la misma raíz, pero su significado es imposible de traducir al castellano. “Step” en su doble acepción alude a la integración de las familias ensambladas, proceso, en el cual las relaciones se construyen lentamente, “step by step”: “paso a paso”.
Los seres humanos construimos la realidad en el lenguaje, en las conversaciones que mantenemos los unos con los otros, de modo que la ausencia de un nombre propio socialmente aceptado, influye negativamente en el desarrollo de la identidad personal. Además, en lo que se refiere a la familia, la forma de nominar a una persona, la sitúa dentro o fuera de la misma.
En 1976, Roosvelt y Lofas, describieron “7 Pasos para convertirse en una Madrastra Bruja”:
1° Paso: La madrastra intenta eludir el mito, cuidando amorosamente y con esmero a su hijastro.
2° Paso: El niño – leal a su madre – le responde con frialdad y distancia.
3° Paso: La madrastra se esfuerza... ¡Trata!, ¡trata! y ...¡trata! de agradar a su hijastro, hasta que finalmente frustrada, se resigna y ahora, ella se distancia enojada.
4° Paso: El niño confirma su primera afirmación negativa: “¡Es una bruja, siempre lo dije!”.
5° Paso: La madrastra humana al fin..., contraataca. Se crea una situación que obliga al padre a intervenir; si movido por la culpa toma partido por su hijo, la familia estará en problemas.
6° Paso: La madrastra se esfuerza por ganar al padre para su lado, y por lo general lo consigue. El chico se aleja cada vez más.
7° Paso: Se ha preparado la escena: tarde o temprano, la “Madrastra Bruja” hace su aparición y el mito se perpetúa.
Muchas mujeres con hijastros, niegan calurosamente su condición de madrastras, como sí ello implicara una nefasta relación con los hijos de su cónyuge. Pero, no debemos asombrarnos, la sociedad en su conjunto contribuye a su modo de sentir.
Desde la sociedad se les envía a las madres y padres afines un mensaje ambiguo: por un lado se espera de ellos, que traten a sus hijos afines como si fueran propios y por otro, se espera que les inflijan alguna forma de daño o perjuicio. Es indudable, que independientemente de sus orígenes, los mitos de la “Madrastra Bruja” y del “Padrastro cruel”, están sostenidos por todo el andamiaje social. Tales mitos no se compadecen con la “Era del Saber” que hemos empezado a transitar en nuestros tiempos. Ocurre, que aún la fuerte adhesión al modelo de familia nuclear como ideal normativo, impide la aceptación social de la diversidad familiar. En todo caso ..., hay buenos y malos padres y madres afines, como hay buenos y malos padres y madres.
Los chicos toleran el noviazgo del papá o de la mamá, pero luego del rematrimonio, suelen cambiar de actitud. Muchas madres afines comentan azoradas: “La hija de mi marido me adoraba, se llevaba muy bien conmigo hasta que nos casamos. Ahora, no me puede ver”, tal cómo si se tratara de un encono personal; ignoran que este cambio en la relación tiene raíces que trascienden sus características personales: es resultado del lugar que ocupa en la estructura familiar, al lado del padre y antes ocupado por su madre.
Las madres afines, por lo general, lo pasan peor que los padres afines, debido a que la sociedad espera que sean más nutrientes y cariñosas que los hombres. Como las mujeres, reciben una educación más centrada en el cuidado de los niños y de los vínculos familiares que los varones, también son más exigidas a que “todo marche bien” desde un comienzo en la nueva familia. La creencia popular que asegura: “todas las mujeres nacen madres”, las hace más vulnerables, especialmente cuando no tienen hijos propios. La idea de que ciertas cualidades - tales como la habilidad para cuidar a los niños - son atributos propios de la naturaleza femenina, está tan aferrada a nuestras creencias, que para algunas mujeres sin hijos su rol de madre afín, es una oportunidad para probarse a sí mismas “como mujeres”.
Las madres afines enfrentan desafíos cotidianos para los que no están preparadas. Obviamente, ninguna mujer aprende desde pequeña a cumplir ese rol, ninguna niña cuando juega con sus muñecas lo hace soñando que algún día tendrá hijos afines. Tampoco su esposo, ni quienes la rodean, saben a ciencia cierta cual es su función. Sin embargo, todos esperan que sepa conducirse, como si la parentalidad fuera una habilidad innata o como si ejercerla en una familia ensamblada, fuera lo mismo que en una familia tradicional.
A menudo, las madres afines impulsadas por expectativas irreales y por el mito del “amor instantáneo”, sienten el rechazo de sus hijos afines como un fracaso personal. Otras veces, impulsadas por nobles sentimientos, creen que deben reparar el daño ocasionado a la familia por el divorcio o por la muerte del otro progenitor. Especialmente, si la vida matrimonial anterior fue penosa o en el presente, el otro progenitor se desentiende de sus hijos, asumen como un deber la responsabilidad de hacer feliz a la nueva familia.
Otro factor de estrés que se agrega al rol de la madre afín, es la evaluación de su desempeño que hacen, no sólo los chicos, sino también el esposo, otros familiares y hasta los amigos. No faltan aquellas oportunidades en que frente al rechazo de los chicos, el esposo y familiares la responsabilicen diciendo “sí fuera un poco más cariñosa ...., si les tuviera más paciencia ..., ellos la querrían”.
Cuando las cosas en las que nos involucramos afectivamente no salen como esperábamos, solemos pensar: “algo malo hay en mí” o bien, “algo malo hay en el otro”. Ideas similares desvelan a las madres afines que se esfuerzan inútilmente en ser “una buena madre” para sus hijos afines. La paradoja radica en que una madre afín jamás podrá ser una buena “madre” de los hijos de su marido. De ningún modo los padres y madres afines son “madres o padres sustitutos”, no importa cuán difícil sea la relación de los chicos con su madre o padre biológico. Tampoco importa, cuán maravillosa sea “ella” o “él”. Los chicos, antes de amarlos, deberán superar fuertes sentimientos de “deslealtad” hacia su progenitor. Hace falta mucha prudencia, tacto y comprensión, cuando se trata de los sentimientos filiales. Las madres afines, que no los toman en cuenta – aún cuando estén en lo cierto respecto a las aptitudes del progenitor del mismo sexo - verán destruirse la posibilidad de crear un vínculo de afecto y cordialidad con sus hijastros.
Cuando se es madre o padre afín, por haberse casado con una persona viuda con hijos, contrariamente a lo que supone comúnmente la gente, su posición en la familia es más complicada. Sucede que, por lo general, todos tendemos a idealizar el recuerdo de los seres queridos que fallecieron. Luego de la muerte de un progenitor los chicos y probablemente otros miembros de la familia, como abuelos o parientes cercanos, idealicen su recuerdo. La persona fallecida se convierte para la historia familiar, en una especie de fantasma impregnado de virtudes, como ocurre en “Rebeca, una mujer inolvidable” la novela de Daphane Du Mauriec. En la comparación con ese recuerdo, inexorablemente el nuevo integrante perderá sus mejores atributos. De ahí, la necesidad, para que los chicos acepten al nuevo miembro, de aclararles que no se pretende ocupar el lugar de la mamá o del papá fallecido. Actuar con suma prudencia hasta tanto sean valorados por si mismos, parece ser la regla.
Para Cherri Burns - autora de Stepmotherhood*** - ser madrastra “es un arte, una técnica de supervivencia y un acto de generosidad”.
Madres y padres afines, deben saber que no les cabe las mismas responsabilidades que a los padres biológicos en el cuidado y la educación de los chicos; su rol como apoyo y sostén emocional en la crianza es, sin duda, definido e importante por sí mismo. Tampoco deberán culparse por no querer inmediatamente “a los hijos del hombre que aman”, ni esforzarse en sentirlos como si fueran sus propios hijos, nada de esto es realmente posible. En definitiva, nada que no sea acorde a la realidad estructural de la familia ensamblada, es posible. En cambio, es importante desarrollar desde el comienzo relaciones cordiales y respetuosas.
Así como, a los niños se les debe dar el tiempo necesario, para que surjan en ellos sentimientos positivos, también las madres afines necesitan tiempo para establecer un vínculo de afecto con ellos. Hemos visto madres afines con un bajo concepto de sí mismas por no querer a sus hijos afines. En un grupo para parejas ensambladas se les pidió a los integrantes que cada uno completara la frase: “Yo aprendí ...”. Una madre afín, escribió: “Yo aprendí que no soy mala”, lo interesante es que este aprendizaje le posibilitó una relación mucho más distendida con su hijo afín.
Las buenas relaciones y el cariño, no se instalan “de golpe”, son el resultado de recuerdos de buenos momentos compartidos. Son el corolario de una historia y... ¡construir una historia lleva tiempo!.
Para algunos autores, los intentos de algunas madres afines de ocupar el lugar de la madre biológica, están más relacionados con el deseo de formar su propia familia nuclear - por la valoración social que lleva implícita - que por un real deseo de alejar a los chicos de su madre.
Luego de las primeras etapas de la vida familiar ensamblada, las madres afines pasan de la sensación: “algo debe andar mal en mí”, a otra etapa en la que pueden poner nombres a sus sentimientos: “me siento celosa porque realmente me excluyen”. Dejan de pensar: “es mi culpa” para decir: “esto no me gusta”. Las madres y padres afines son “agentes de cambio”, son el eje alrededor del cual se reestructura la familia. Cuando perciben claramente aquello que les disgusta y expresan sin temor, los cambios que debieran ocurrir para sentirse más cómodos, todos tienen la oportunidad de hacer los ajustes necesarios para que la nueva unidad familiar funcione adecuadamente.
Por lo general, previo a alcanzar la estabilidad, las familias ensambladas pasan por un período de arduas discusiones que preludian la posición más fuerte del padre o madre afín. Las parejas superan esta etapa, comprendiendo la necesidad de trabajar juntos y lograr acuerdos, para conducir a buen puerto su familia. Algunas parejas tardan cuatro años en llegar a este punto. Una vez fortalecidos los vínculos ensamblados, los padres afines asumen el rol disciplinario y los padres biológicos se corren dejando libre el camino para que su pareja pueda gozar de todo lo gratificante que depara la relación con los hijos afines.
Muchos hogares ensamblados están constituidos por una mujer, sus hijos y su nuevo marido: el padre afín. Atributos negativos similares a los que se endilgan a las madres afines, se les asigna a los padres afines: ausencia de amor filial y un peligro potencial para los hijos del primer matrimonio. La palabra “padrastro” deriva del latín “patraster”, despectivo de padre. En sentido figurado, en el Diccionario de la lengua española significa “mal padre” y madrastra “cualquier cosa que incomoda o daña”. En el mismo Diccionario figuran dichos como “madrastra, aún de azúcar, amarga”.
Los padres afines, corren el riesgo de ser mirados por sus hijos afines como “intrusos”, especialmente, si se mudan a la casa donde su esposa vive con los hijos. Cuando no es posible, comenzar la nueva vida familiar en una nueva casa, los padres afines, deben proceder lentamente y con sumo cuidado para hacerse un lugar propio. Ser pacientes es más que una virtud, es crear las condiciones para no fracasar.
Un film del director estadounidense Alan Pakula, “Amores compartidos”, describe con exquisita sensibilidad los sentimientos que embargan a los padres afines. En una escena de la película, Larry bebe solo mientras le habla al perro de su hijo afín:
- Ya sé George, no es mi cuarto ... no es mi casa ... no son mis hijos ... tu no eres mi perro.
¿Qué diablos hago acá?...
Te será difícil entender ... Eres tan monógamo: un patrón, una patrona, una familia.
¡Y, yo un intruso!
Por lo general, los padres afines no tienen tantas fantasías acerca de su rol, como las madres afines. Sus principales dificultades provienen del rol tradicional que juegan los hombres en las familias como proveedores económicos, figuras de autoridad para imponer disciplina y guía de los varones cuando llegan a la adolescencia.
En un artículo anterior hicimos referencia a los problemas financieros que involucran al padre afín, y al que remitimos al lector (El dinero...). Señalamos entonces, que las discusiones en torno a quién paga los gastos de sus hijos afines terminan por destruir su relación con los chicos. Otras veces, quedan atrapados entre los compromisos previos con el otro hogar de sus hijos y sus obligaciones familiares actuales.
El manejo de la disciplina es el otro gran desafío que afrontan los padres afines. Al igual que las madres afines, deben darse tiempo para crear primero un vínculo afectivo con los chicos, antes de asumir el rol disciplinario. Tiempo y prudencia son factores claves, ya que se necesita por lo menos dos años para que se estabilice su posición en la familia ensamblada. Sí se apresuran, o si la madre de los chicos lo considera demasiado severo, ésta puede molestarse y sabotear su autoridad. Entonces, perderá el rumbo, y lo que es peor aún, probablemente más tarde, su esposa le reprochará su falta de colaboración para imponer disciplina en el hogar.
Si el padre afín, su esposa o ambos, creen que él debe partir a socorrerla, cada vez que ella no pueda con la conducta de sus propios hijos, sólo logrará empeorar las cosas. El mejor modo de comenzar a recorrer el camino de la integración familiar, es limitarse a apoyarla en un comienzo, para que ella se vuelva competente. Es bastante improbable que él consiga realmente, como padre afín lo que su esposa no puede conseguir como madre.
Las reglas del hogar ensamblado deben ser discutidas y acordadas por la pareja, en ningún momento el padre o la madre afín deben permanecer apartados de la dinámica familiar. Las investigaciones demuestran que cuando al comienzo de la nueva vida familiar, es el progenitor quien asume el manejo de la disciplina, se desarrollan mejores vínculos entre los miembros ensamblados. En ausencia circunstancial de la madre o del padre biológico, debe ser claro para los chicos, que deben obedecer a su padre o madre afín como si se tratara de su progenitor.
Precisamente, la presencia de chicos, previa al matrimonio, requiere que la pareja converse antes de convivir, todos los temas relacionados con la crianza: cuándo y cuánto él/ella se involucrará en la disciplina, en que condiciones su esposa/o lo apoyará, qué normas de conducta y qué valores son importantes transmitirles a los chicos.
A veces, la posición conflictiva del padre afín se origina cuando la madre alienta la esperanza de que su nuevo marido sea “un verdadero padre para sus hijos”. Esta es una expectativa irreal, porque para los chicos – aún cuando su padre haya fallecido o esté ausente – el padre afín llega a la familia como un “forastero” que se interpone entre ellos y su madre.
Si sus propios hijos no conviven en el hogar ensamblado – hecho por demás frecuente - la culpa por no brindarse a ellos de igual forma en la vida cotidiana, impregna y pone frenos a la relación con sus hijos afines. Si, además sus hijos se preguntan: “¿cómo puede vivir con otros chicos?”, toman distancia afectiva con aquellos y evitan comprometerse con la crianza. En otras, cometen el error de ser muy exigentes con sus hijos afines y muy indulgentes con sus hijos. Los chicos, por lo general, tienen un alto sentido de la justicia y este tipo de actitud perjudica a unos y a otros.
Desde ya, ninguna de estas conductas es una solución. Sólo los padres afines que están disponibles para atender las necesidades afectivas y materiales de sus propios hijos, logran una relación más confortable y afectuosa con sus hijos afines.
Otras veces, hemos visto padres afines que asumen una gran responsabilidad hacia sus hijos afines, pero son muy poco reconocidos o carecen absolutamente de autoridad frente a los chicos. En esos casos, la madre estaba impidiendo que se desarrollara una relación entre sus hijos y su nuevo marido. Se trataba de mujeres que previamente al rematrimonio habían vivido mucho tiempo solas con sus hijos, y sentían que su marido era sólo su pareja, sin ningún tipo de vínculo que lo uniera a los chicos.
Un tema delicado, se hace presente cuando un padre afín se siente atraído físicamente por su hijastra adolescente. Es bueno recordar, que esto también le puede pasar a un padre biológico. Lo importante es que las fantasías eróticas no pasen de ser fantasías. Como el tabú del incesto es menos poderoso que en las familias biológicas, los miembros de las familias ensambladas deben cuidar no estar en ropa interior en la casa y tomar los recaudos necesarios, como para que sus integrantes no resultar dañados. La pareja, tampoco debe excederse en sus demostraciones mutuas de afecto, a fin de no perturbar a los chicos, especialmente cuando hay adolescentes en la casa.
Con el tiempo, cuando la relación entre padres e hijos afines se consolida, aquel se convierte para los chicos en “un extraño que se volvió intimo”.
Las “familias ensambladas exitosas” están satisfechas y contentas; sienten que alcanzar la estabilidad les demandó tiempo y esfuerzo, pero se consideran recompensadas. Sus miembros han aprendido a negociar, a ser tolerantes con las diferencias, flexibles y creativos. Los chicos tienen en el hogar ensamblado un modelo de pareja que se ama y se brinda cuidados mutuos. Para todos ha traído el beneficio que depara una segunda oportunidad.
Dos sugerencias
Para finalizar, me permito hacer dos sugerencias que a mi entender son hechos fundamentales. La primera, es consecuencia de la configuración de la familia ensamblada. En ella convergen temas psicológicos, sociales, jurídicos, educativos, políticas públicas, etc., que no pueden, ni deben soslayarse si de verdad creemos que las familias más allá de la forma que adopten, son las células del tejido social. Resulta entonces, imprescindible que los profesionales que les brindan asistencia legal o psicológica, las asesoren o les suministren algún tipo de ayuda, estén abiertos a la interdisciplina.
La segunda, remite a la tarea que con nosotros mismos debemos emprender, quienes trabajamos con familias ensambladas, esto es, revisar nuestros propios valores y preconceptos acerca de que entendemos por familia, o de lo contrario corremos el riesgo de tener un doble discurso que de una u otra manera influirá negativamente los resultados de nuestra práctica profesional.


* Trabajo publicado por la Revista Derecho de Familia. Editada Por LexisNexis. Abeledo Perrot. N°25. Septiembre 2003. Buenos Aires.
** Roosvelt, Ruth – Lofas Jeannette. Living in step. Stepfamily Foundation of New York City. New York. 1979.
*** Burns Cherry. Stepmotherhood. Harpung Colling. New York. 1986

Ser Madrastra o Padrastro.

La familia es la base del legado emocional de las personas, constituye el cimiento de seguridad y estabilidad nutrido en un ambiente de aceptación y amor que le permitirá al individuo desarrollarse. Las familias combinadas, o reconstruidas, es decir, que inician a partir de segundas nupcias, y por tanto, integran los hijos de cada uno de los progenitores, enfrenta condiciones especiales en relación con el modelo convencional de familia biológica, gran parte se manifiesta de manera negativa y esto no por naturaleza sino por el mal manejo de los acontecimientos. Por ello, es vital que los padres fomenten relaciones saludables entre todas las partes involucradas, teniendo presente ante todo, el bienestar de los niños.
Las familias combinadas se enfrentan a algunos desafíos muy extraordinarios e inquietantes. Aunque muchas de ellas se ajustan finalmente a sus nuevas circunstancias, al principio, por lo menos, es típico que dentro de una familia combinada, uno o más de los niños vean al nuevo padrastro o madrastra como un usurpador. Su lealtad al recuerdo de su padre o madre ausente puede ser intenso, así que para ellos recibir al recién llegado con los brazos abiertos sería un acto de traición. Esto pone al padrastro o madrastra en una situación muy difícil.
Al principio del matrimonio, debemos comprender que para los hijos la aceptación de la pareja es difícil, porque el hijo de su pareja sufre por la separación de sus padres, y guarda la esperanza de un reencuentro. Es posible que también surjan celos, que se sientan desleales ante el padre ausente si quieren a la nueva pareja. Esto no es fácil, mucho menos si tienen una relación sana y cercana con sus padres, para ello es necesario que con el tiempo se vayan vinculando y adaptando.
Es crucial que los nuevos padres demuestren dedicación a sus hijastros y no únicamente a la pareja. Con el fin de lograr mayor bienestar emocional en los hijos, el padrastro o la madrastra deben tener una cordial relación con los padres biológicos, recordando que el papel de la madrastra y del padrastro es el de colaborador.
Cómo lograr establecer una relación cordial
La reacomodación familiar, es un proceso que se debe dar de forma natural y no forzada. Si usted es el nuevo miembro en la familia, debe tener presente que no llegó para sustituir o a excluir al progenitor, vino para enriquecer a la familia con otra figura de amor, autoridad y armonía.
Si usted decide tener una pareja que tiene hijos, debe amarlos así como ama a su pareja. No se permita hablar mal delante de sus hijos de su ex pareja. Esto va a herir a sus hijos, y no ayudará en el proceso de acople.
Su amor es incondicional, independientemente de las conductas, acciones, y personalidades. Es importante comprender que cada hijo es único, especial y diferente. Por eso, permita que vivan su proceso a su propio ritmo.
Los límites son una muestra de amor y seguridad, por lo que deben cumplirse, pero deben ser acompañados de diálogo, consideración, amor y respeto.
Recuerde que la madrastra o el padrastro es un colaborador de su cónyuge, no el nuevo papá. El que se le dé el título de papá, o mamá, es una prerrogativa exclusivamente de los niños, no se puede imponer. Por eso, no lo pretenda.
Si siente que no pueden manejar las dificultades busquen un moderador, una persona neutral que pueda guiarlos. Lo cual es normal en todo proceso de acople.
El criticar o atacar a su pareja no conduce a nada. Cuando no esté de acuerdo con algo háblelo con su pareja en privado y nunca delante de los hijos. Es tiempo de superar la situación, no de culpar o recriminar.
“Recuerde que el amor es como un río: usted puede extraer suficiente agua como para regar una flor por aquí, un árbol por allí, un jardín de aguas abajo, y el río seguirá fluyendo mañana. Usted podrá amar a su esposa, a sus hijos biológicos y a sus hijastros, y le sobrará amor para otros. Su cónyuge puede amar a sus hijos biológicos y a usted y aún tener amor sobrante para los hijos biológicos suyos.

Como ser Madrastra y NO morir en el intento?!?!

Sigo browseando y me he encontrado con este blog muy ameno...
Ser Madrastra y no morir en el intento,
Lo recomiendo!
http://madrastras.blogspot.com/

Hijastra / Madrastra

Tratar de ser Hija de la Pareja de tu Padre o de tu Madre, o tratar de ser Madre los hijos de tu cónyuge, no es una decisión nada fácil, en estos casos intervienen muchos factores, y es necesario, definir estos roles, si es posible antes de que se de el matrimonio formando este tipo de uniones.

Lamentablemente, muchas veces, los matrimonios se dan primero, y las conversaciones, referente al tema, de cómo van a interactuar todos los miembros de la familia, se dan después de casados, y después de que ya hayan comenzado los problemas entre los miembros. Cada uno de los miembros, deben estar bien informados acerca del rol, y la función que cumplen dentro del núcleo familiar, y cada uno debe respetar su espacio, y aprender a aceptar, que cada uno ocupa un lugar en la vida, de la persona, por quienes están indirectamente conectados. Formar estas relaciones, No es fácil, porque en realidad no son familia, y surgen competencias y rivalidades entre ambos grupos, los hijos del cónyuge, y el cónyuge que no es nada de sus hijos, y la competencia para ver a quien quieren mas, quien tiene mas derecho, quien estorba, y quien llego en mala hora.
En el caso de ser hijastra, es fuerte cuando los padres o madres, obligan a sus hijos a aceptar a sus nuevas parejas como si son sus verdaderos padres, aunque estos no los acepten así. Ser hijastra de una mujer o de un hombre, es una situación seria, sobretodo si los verdaderos padres, no saben sobrellevar la situación, para poder estar mas cómodos, se deben equilibrar la intervención, de el otro padre, que es rival de la nueva pareja, porque si no será sumamente difícil para los hijos aceptar esta nueva relación de pareja de sus padres.

Ser hijastra es muy difícil, porque hay factores que afectan:
· Que sus verdaderos padres tengan problemas entre sí, por celos con la nueva pareja,
· Miedo a Que su padre o madre verdadero le dejen de querer por su nueva pareja,
· Que sus padres postizos, le quiten el amor a sus padres, y además lo maltraten a ellos.

Ser madrastra de los hijos de tu pareja, es todo un reto, porque no siempre las verdaderas madres están dispuestas a que sus exparejas, unan a sus hijos con una nueva mujer. Además, el hombre siempre tiene el temor, de que la nueva pareja, no acepte a sus hijos, y por ello el muchas veces pone una barrera que indica directamente, de que sus hijos son mas importantes, y si ella no los acepta no se lo va a soportar. A esto se une, de que los hijos, se sienten desdichados por tener a sus padres separados, y no quieren que nadie ocupe el lugar de sus verdaderos padres, además, de celar al padre que convive con esta nueva pareja, cela el hecho de que esta mujer ocupe el lugar de su madre, quien perdió a su padre, por esta nueva persona, que para mas colmo tiene que aceptar como madrastra.

Ser madrastra también es difícil, porque hay tres aspectos que tiene en su contra:
· Si La Verdadera madre de ese hijo de tu pareja se opone,
· Si su cónyuge acepta como mas importantes sus hijos que su nueva pareja,
· Los hijos de su cónyuge, no quieren a nadie mas que no sea su verdadera mama,
· Los hijos de su cónyuge, quieren ser mas importante para el que ella.
En todo caso, aunque estos dos casos parecen distintos, tienen mucha relación, entre sí, y es que cuando los padres se juntan con nuevas parejas, que no son familia de estos hijos, todos sufren, la nueva pareja, los hijos, los verdaderos padres, y todos los demás involucrados. En este caso, el rol de una mujer que es hijastra o que es madrastra, es tratar de alivianar el dolor por el proceso de adaptación de cada uno de los miembros, y tratar de poner un granito de arena, por intentar convivir en paz.

Si eres hijastra, conversa con tu madre o padre, para que puedan buscar soluciones juntos, donde ninguno sufra ni tu como hija, ni tu madre o padre que esta con esta pareja, ni la nueva pareja, ni tu madre o padre que fue desplazado. Busquen de llegar a acuerdos juntos, y luego plantéenselos a la nueva pareja, para que todos sepan y estén de acuerdo con las soluciones, también, traten de conversar con el padre o madre, que fue desplazado por esta nueva pareja, para que trate de que en la mayor medida de lo posible, eviten en lo absoluto, provocar choques entre los miembros de esta nueva familia que se esta formando.

Si eres Madrastra, conversa con tu pareja, acerca del valor que tu tienes para el, en relación a su antigua pareja, y en relación a ti misma como persona, pero plantéale que no quieres rivalizar con sus hijos, ni competir a quien quiere mas si a sus hijos o a ti, que le aceptaste como pareja, a pesar de que habían hijos de otra persona por el medio, pero que no estas interesada en opacar a sus hijos, pero tampoco de que te opaquen por detrás de sus hijos, sino que cada quien ocupe un lugar especial en su vida, y en el hogar. No maltrates a los hijos de tu pareja, pero tampoco permitas que te maltraten por ellos. Simplemente enséñale a tu pareja a ser responsable, con los compromisos que ya tenía, pero también con el compromiso, que ha adquirido contigo. Tu no dejas de valer por no ser la madre de ellos, y ellos no dejan de valer, por no ser tus hijos, simplemente tu tienes tu lugar y ellos tienen el lugar de ellos, y el papel de tu cónyuge es darle a cada quien el lugar que le corresponde.

Si las cosas no funcionan, es probable de que tu conyuge deba revisarse acerca de si ha sabido, confrontar la situación, y ha asumido correctamente su papel, ya que el principal responsable, de que ambos bandos estén unidos y convivan en un mismo techo, es por su propia responsabilidad. El es quien termino la relación con la verdadera madre de sus hijos, y el fue quien decidió, tomar para si una nueva pareja, y fue quien decidió unir a sus hijos con esta nueva pareja, por lo tanto debe aprender a ser responsable por sus acciones, y decisiones, y debe trabajar por garantizarle estabilidad emocional a ambos bandos, sus hijos y a la pareja que escogió para convivir. Y debe garantizarle a la nueva pareja, que la antigua pareja, no entorpezca su relación, usando como excusa a sus hijos, como conducta manipulativa.

Padres Divorciados y el Adolescente...

Muchos adolescentes saben cómo manipular a los padres divorciados
Según un estudio realizado por la Universidad Ball State, muchos adolescentes saben cómo manipular a sus padres divorciados o separados en su propio beneficio.
"Existe una percepción de que después de un divorcio o una separación los padres son activos y los hijos, pasivos en sus relaciones. Sin embargo, descubrimos que la realidad muestra totalmente lo contrario. Los adolescentes no son pasivos", declaró Chad Menning, autor del estudio y profesor de sociología en una declaración preparada.
"Los adolescentes después de un divorcio o una separación de sus padres no absorben los recursos paternos como si fueran esponjas. Al contrario, reúnen e interpretan informaciones sobre sus padres, eluden preguntas, se construyen imágenes de sí mismos, esquivan los interrogatorios de sus padres, manipulan a sus núcleos familiares y cortan los lazos con sus padres con el fin de ejercer su propia autoridad y asegurarse su identidad individual", señaló Menning.

Los investigadores interrogaron a 50 adolescentes cuyos padres se habían separado o divorciado. Descubrieron algunas estrategias, como:
Ocultar información a su padre o su madre para evitar un castigo o solidificar una buena relación con el otro. Los niños pueden obtener beneficios mediante el control del flujo de información porque, después de una separación o un divorcio, a menudo se reduce la comunicación entre los padres.
Mudarse de una casa a o otra. Normalmente, se mudan a la casa del que ejerce un menor control sobre ellos. Lo hacen como castigo al otro o para escapar de una situación que no les gusta.
Cortan la relación de forma definitiva con uno de los dos. Esto permite al adolescente controlar cuándo y dónde desean entrar en contacto con él.
"Ninguna de estas opciones sería posible en un único núcleo familiar formado por un padre y una madre", añadió Menning. "Los padres hablan y actúan como un equipo para criar a su hijo. Una separación de los padres puede provocar que el hijo utilice la situación para enfrentarlos".

ADOLESCENCIA: La Crisis Necesaria...

Browseando me encontre esta interesante pagina y quise compartirla con uds.
http://www.psicologoinfantil.com/articuloadolescencia.htm

Mas luego la discutiremos...

Espero les sirva de apoyo como a mi.



por
Isabel Menéndez Benavente
Psicóloga

En este trabajo quisiera reflexionar sobre algo que nos interesa a todos, absolutamente a todos.bien porque o lo hemos pasado, o lo estamos sufriendo o tenemos recuerdos afortunadamente lejanos, pero lo que está claro es que como padres o nos ha tocado o nos tocará alguna crisis adolescente. Nosotros como adultos la hemos ya pasado, algunos hace mucho, pero ¿ la recordamos todavía? ¿O se nos ha olvidado totalmente, hasta el punto de no comprender que pasa con nuestros hijos adolescentes? ¿ Creemos realmente que son totalmente diferentes a los adolescentes que fuimos nosotros, no nos damos cuenta de que pueden sentir igual, y que sólo han cambiado las circunstancias?
Empezaré leyendo una carta de una madre que creo es muy significativa, estoy segura de que muchos de ustedes se van a sentir muy identificados. Dice así:
"Empiezo a pensar que esto no tiene solución, La conducta de mi hijo es incomprensible. Y lo triste es que siempre ha sido un niño feliz, pero ahora. Todo esto me hace sentirme muy mal, pienso que no he sabido educar bien a mi hijo, y ya no sé que hacer, lo he probado todo y creo que no tiene solución. Nos sentimos fracasados como padres y esto nos causan tristeza y desesperación, Nuestros hijos han sido siempre los más importante, nuestra vida ha girado siempre en torno a ellos, les hemos dado de todo, hemos intentado hablar, pero es imposible, nos sentimos incapaces de comprenderlo".
Esto podría haberlo dicho cualquiera de los padres de un chico o una chica de los 13 a los 18 o 19 años, porque también es verdad, que la adolescencia como tal, cada vez se alarga más y nuestros hijos pueden convertirse en los eternos adolescentes.
Pero esta crisis no sólo afecta a los propios hijos. La adolescencia está considerada como una de las etapas de mayor estrés para los padres. Los hijos atraviesan un momento difícil, en el que la rebeldía, el inconformismo, la crisis de identidad multiplican los conflictos. La preocupación de los padres por el futuro de sus hijos, su educación, la influencia de sus amigos, que no tomen alcohol, ni drogas ni hagan mal uso del sexo, se añade al propio conflicto generacional.
Las estadísticas tampoco incitan a los padres a estar muy tranquilos. Según el instituto de la juventud, de los dos millones de estudiantes de enseñanza media, 25.000 pueden ser considerados alcohólicos y 70.000 están en riesgo de serlo.. Según este mismo informe la primera borrachera se suele tener hacia los 13'7 años de edad. El consumo se centra en los fines de semana.
El 76% de los jóvenes entre 14 y 18 consume alcohol.
Evidentemente hablamos de crisis complicadas pero ¿es necesaria la crisis de adolescencia para un desarrollo normal? ¿ Cuándo debemos alertarnos? ¿ es normal lo que le pasa a mi hijo?
DEFINICIÓN DE ADOLESCENCIA
La adolescencia es una época que sólo se recuerda feliz, cuando se ha pasado y estamos en plena madurez, e incluso puede añorarse, simplemente porque la hemos olvidado. No hay que olvidar que etimológicamente, adolescencia quiere decir padecimiento. Encontrarse a sí mismo de nuevo es la difícil tarea en la que está inmerso todo adolescente
La adolescencia se define con una de mis frases favoritas, es de Jean Jacques Rousseau, el filósofo francés, que decía que " la adolescencia era como un parto, .en el primero nace un niño y en el segundo, en éste, un hombre o una mujer", y yo añado que como todo parto, conlleva sufrimiento por ambas partes, inseguridad y miedo, pero que todo resulta más fácil si tenemos más información, y podremos llegar con las técnicas adecuadas al " parto sin dolor". Por eso, el hecho de conocer que es lo normal y que no lo es, establecer un diagnóstico precoz de cualquier anormalidad en dicho parto, puede sernos muy útil. El estar preparados, relajados para ese momento, informados, puede ser la clave de que ese paso difícil para todos, de la niñez a la edad adulta, sea lo menos traumático posible.
Por ello es imprescindible saber cuales son las características normales de esta crisis de adolescente que tiene unos síntomas comunes, como vamos a ver a continuación:
Empezaremos hablando desde el punto de vista fisiológico, que es lo que caracteriza a la adolescencia, Hablamos de cambios físicos que el niño va a experimentar y para los que debemos ya haberles informado, para que no les coja desprevenidos. Cuando hablamos de la adolescencia desde el punto de vista exclusivamente físico, hablamos de pubertad:
Se puede dividir en dos estadios:
· Prepubertad: Comienza con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, como vello pubiano y en axilas, aumento de las mamas, etc..
· Pubertad propiamente dicha, que comienza en el chico con el cambio de voz, la primera eyaculación y en la chica con la primera regla o menarquía.
Los límites de edad entre los que nos manejamos, varían mucho, la media de aparición de la pubertad es de 13 años para la chica, y 14 para el chico. Como ven en esto como en la aparición del lenguaje, ganamos nuevamente las mujeres. Estos límites varían mucho y pueden considerarse como límites extremos de los 10 a los 15 años la aparición de la menarquía en la chica, y entre los 11 y 17 para los chicos.
Pero ¿Cuanto dura la pubertad? Pues también aquí existen diferencias entre ambos sexos, a favor nuestro. En las chicas el proceso de madurez se completa mucho antes. Por esto ustedes notan esa increíble diferencia entre un chico y una chica de 15 años. Mientras que la primera ya nos está volviendo locos, el segundo es aún nuestro niño, sin problemas, como siempre.
CAMBIOS PSICOLÓGICOS
Además de estos cambios fisiológicos que son conocidos y aceptados por la mayoría de los padres por poca que sea su información, se producen otros cambios psicológicos, que son considerados como normales, pero que cogen desprevenidos a muchos padres que consultan a profesionales porque su hijo no es el mismo de hace un año, y tienen miedo de que le suceda algo malo.
Los cambios son lo suficientemente importantes como para que los reconozcamos sin problemas:
· Crisis de oposición, en cuanto a la necesidad que tienen de autoafirmarse, de formar un yo diferente al de sus padres a los que han estado estrechamente unidos hasta ahora, con necesidad de autonomía, de independencia intelectual y emocional. Por eso nuestro niño, deja de ser nuestro, para ser de los demás, especialmente de los amigos.
· Desarreglo emotivo: a veces con la sensibilidad a flor de piel y otras en las que parece carecer de sentimientos. Es por eso que un día nuestra hija nos sorprende con un abrazo y otro día rechaza cualquier muestra de cariño. Un día sin motivo aparente se despierta dando gruñidos, simplemente porque sus hormonas posiblemente le estén jugando una mala pasada.
· Imaginación desbordada: Sueñan, y esto no es más que un mecanismo de defensa ante un mundo para el que no están preparados. Es un medio de transformar la realidad, pueden imaginar un porvenir, como modelos, o futbolistas de elite, o campeones de surf, actores, etc. .Ellos pueden cambiar el mundo, hacerlo mejor.
· Narcisismo: Se reconoce al adolescente cuando comienza a serlo, simplemente por las horas que le dedica al espejo. Le concede una importancia extrema a su físico: puede lamentarse por un grano en la nariz, obsesionarse por la ropa, por estar gordos o delgados. quieren estar constantemente perfectos aunque su visión de la estética no tenga nada que ver con la nuestra.
· Crisis de originalidad: que presenta dos aspectos:
a) Individual: como afirmación del yo, con gusto por la soledad, el secreto, las excentricidades en el vestir, o en su forma de hablar o de pensar. Necesita reformar, transformar el mundo, ser distinto y especial.
b) Social: aquí está la rebelión juvenil: Rebelión en cuanto a los sistemas de valores de los adultos y las ideas recibidas. Achacan al adulto sobretodo su falta de comprensión y el hecho de que atenta contra su independencia. Hay una necesidad clara de participación, la uniformidad en lenguaje y en vestimenta de los adolescentes, no es más que la necesidad de afecto, de ser considerado, aprobado por el propio grupo, y que a veces lo viven de una forma obsesiva.
Veamos ahora que sentimientos reales acompañan a estas manifestaciones, y que son consecuencia directa de las crisis que está atravesando:
· Sentimiento de inseguridad: sufre a causa de sus propios cambios físicos que no siempre van parejos con su crecimiento emocional, puesto que la pubertad, es decir la madurez física, siempre precede a la psíquica, con lo que a veces se encuentran con un cuerpo de adulto, que no corresponde a su mente, y por lo tanto no se reconocen, y desarrollan una fuerte falta de confianza en si mismos.
· Sentimientos angustia: puesto que existe una frustración continua. Por una parte le pedimos que actúe como un adulto ( en sociedad, responsabilidad) y por otra se le trata como un niño, se le prohibe vestir de una u otra forma, o se reglamentan sus salidas nocturnas, etc..
Esta angustia es la manifestación de la tensión que el chico soporta y que se manifiesta por:
a) Agresividad: como respuesta a dicha frustración, la agresividad es un mecanismo habitual. La cólera del adolescente ante nuestra negativa a sus exigencias, la irritabilidad, la propensión a la violencia, que de momento les supone una bajada de tensión pero que por supuesto es sólo momentánea, las malas contestaciones, los portazos, las reacciones desmedidas en las peleas con los hermanos, etc. son claros ejemplos.
b) Miedo al ridículo: que como sabemos se encuentra exageradamente presente. Es un sentimiento social de vergüenza, atravesar un sitio con mucha gente, ir con ropa poco apropiada para el grupo, etc.. y que puede tener manifestaciones físicas: taquicardia, trastornos gastrointestinales, etc..
c) Angustia expresada de modo indirecto: el miedo al examen, ( quedarse en blanco), timidez extrema, miedo a desagradar, reacción de rechazo cuando se le dan muestras de cariño, tanto en público como en privado.
d) Sentimientos de depresión: por la necesidad de estar solo, de melancolía y tristeza que pueden alternar con estados de verdadera euforia.
Bien, estas características entran dentro de la normalidad de un chico o una chica adolescente, pero por supuesto, dentro de unos límites. La angustia, la depresión, la irritabilidad, el ir contra las normas, puede volverse patológico cuando es exagerado, cuando vemos que el adolescente está sufriendo mucho y o hace sufrir a los demás, cuando vemos que se altera toda su vida y que esos sentimientos le condicionan absolutamente, que de alguna forma le alejan en exceso de la realidad.
PSICOPATOLOGÍA DEL ADOLESCENTE
Estaríamos hablando de crisis complicadas. Estaríamos hablando de patologías que por su extensión paso simplemente a enumerar y a realizar una pequeña descripción:
· Patología de las conductas centradas en el cuerpo. Estaríamos hablando en casos extremos de anorexia y bulimia, de las que hablaremos en otra de las jornadas por ser desgraciadamente una de las complicaciones más frecuentes de las crisis. Perturbaciones, alteraciones de las conductas alimentarias, obesidad etc. Conductas fóbicas con respecto a una parte del cuerpo, con una preocupación obsesiva sobre la silueta, sobre los caracteres sexuales, tamaño del pene, de los pechos, etc., el acné, etc..
· Inhibición intelectual; es decir freno de sus capacidades intelectuales. Puede considerarse hasta normal, un bajón en las notas a partir de 2º de ESO, y durante todo el bachillerato. Siempre que sea algo momentáneo, no excesivamente preocupante es considerado como normal, y los psicólogos lo hemos llamado inflexión escolar, que es superada sin problemas por el adolescente, a medida que se va equilibrando. Sin embargo existen casos en los que el cambio es brutal, el fracaso total, y existe un cambio radical en su rendimiento. En estos casos suele haber una etiología, es decir unas causas, más profundas y que pueden indicar desde una depresión, hasta un estado de ansiedad o angustia extremo.
· Trastornos del estado de ánimo: Estados de ansiedad, fobias escolares o sociales, ataques de pánico, que a veces y dada que la sintomatología es muy diferente, no se reconocen a primera vista. Y por supuesto la famosa depresión. En este punto voy a detenerme un poco, por la incidencia de este trastorno en la adolescencia española, en los últimos años. La depresión va aumentando, en una proporción muy alta con respecto a estudios anteriores. En los adolescentes esta depresión puede no manifestarse como en un adulto, sino con equivalentes que enmascaran dicho trastorno. Las características diagnósticas son las siguientes:
EQUIVALENTES DEPRESIVOS EN LA ADOLESCENCIA
1. Trastorno del comportamiento (desobediencia total, faltar a clase, fugas)
2. Problemas escolares graves habiéndose descartado problemas intelectuales, de aprendizaje o de mecánica de estudio.
3. Tendencia a adicciones, drogas, alcohol.
4. Conducta sexual anárquica.
5. Delincuencia.
6. Quejas psicosomáticas.
7. Trastornos del apetito y del sueño.
Por supuesto existen también depresiones con características semejantes a las de los adultos y que estarían marcadas por las mismas pautas:
· Tristeza y desaliento. Llanto frecuente.
· Aburrimiento. Apatía ante todo, ante el estudio y ante las cosas que antes le gustaban.
· Cansancio. Sensación constante de fatiga psíquica y física.
· Trastorno del sueño y del apetito. Pueden adelgazar o por el contrario comer continuamente aunque en depresión es más frecuente lo primero.
· Sentimientos de inferioridad. Baja autoestima, se sienten menos que los demás, creen que todos se dan cuenta de sus problemas y limitaciones.
· Dificultad para mantener relaciones sociales. Empiezan a salir poco, hasta que se quedan todo el fin de semana en casa, habitualmente sin hacer nada.
Estamos por supuesto hablando de situaciones extremas, pero que se dany que a veces no somos capaces de detectar a tiempo. Hablaríamos de crisis complicadas, que se salen de la norma.
EDUCAR AL ADOLESCENTE
Hablemos ahora de nosotros. De los padres. ¿Qué hacer ante un hijo adolescente? ¿Debo ser autoritario, amigo?, ¿Debo consentir, prohibir?.
Los padres deberán " formarse" para afrontar esta etapa evolutiva. Deberán seguir las pautas de educación adecuadas para controlar y evitar el conflicto. Es importante que lean mucho sobre adolescencia. Al final del informe se dará una bibliografía sobre el tema. Lea libros sobre la adolescencia. Piense en su adolescencia. Espere cambios de humor en el hijo que normalmente es muy alegre y prepárese para más conflictos en el futuro que surgirán a medida que su hijo encuentre su lugar como persona. Los padres que saben lo que les espera pueden enfrentarse mejor a ello. Y cuanto más informados estén los padres, menor será el dolor.
Es muy difícil conseguir en estos años una buena relación. Yo diría que es utópico, pero siempre podremos paliar un poco las consecuencias de la crisis en nuestra comunicación con ellos. Es evidente que con unos padres autoritarios , que toman ellos las decisiones unilateralmente los hijos serán incapaces de hacer nada porque siempre tendrán miedo, y si la rigidez ha sido mucha, lo más probable es que la crisis de oposición del chico o la chica sea mucho más grave. No olvidemos que el temor y el miedo nunca han sido formativos. Debemos enriquecer su personalidad no anularla.
Aquellos que son superprotectores tampoco favorecen a los adolescentes que serán chicos tímidos, inseguros, incapaces de tomar decisiones, con un exceso de control paterno afectivo, que no es más que una forma de chantaje emocional. "¿ te vas a ir? ¿ me dejas sola? Yo que siempre me sacrifiqué"....
El otro tipo de Padres permisivos o muy permisivos, igualitarios, hacen que casi no se distinga quien es quien. En realidad suelen ser padres inmaduros, que no asumen la responsabilidad de la educación, son despreocupados, negligentes, o con pocos recursos educativos. padres que por propia comodidad o por temor a ser impopulares ante sus hijos, mantienen actitudes de concesión constante. Ceden ante cualquier petición de los hijos. Esto es sin duda muy perjudicial, pues los niños crecerán sin patrones adecuados de conducta, no podrán identificarse con un modelo paterno, puesto que son colegas, y no podrán enfrentarse al mundo con la responsabilidad y la formación adecuadas porque sus padres no la han tenido.
¿Cuál sería pues el tipo de padres que pueden educar sanamente a sus hijos?
¿Qué postura es la adecuada para un buen desarrollo psicológico, emocional e intelectual del adolescente?
· Padres moderadamente autoritarios: forman hijos con confianza en sí mismos, con altos niveles de autoestima y una independencia responsable. Valoran la autonomía pero también refuerzan la conducta disciplinada y ordenada. Saben decir no, dando las explicaciones adecuadas, mantienen una comunicación amplia y sincera, lo que disminuye las tensiones y por otra parte ayuda a que detectemos con tiempo los problemas que puedan presentarse, bebida, problemas escolares, drogas, etc.. que de no encauzarse adecuadamente pueden ser muy graves. Alientan la toma de decisiones, dando los consejos adecuados, pero no imponiendo siempre su criterio. En una palabra son padres, pero no son inaccesibles, ni funcionan por el temor o el miedo, pueden sentirse muy cercanos, pero sabiendo la enorme responsabilidad que tienen sobre su educación.

Padres que saben mandar y que cumplen unos requisitos:1. No se debe mandar hoy una cosa y mañana otra, con contradicciones porque evidentemente nos hará perder credibilidad.2. Cuando se toma una decisión hay que mantenerla. Previamente hay que razonarla pero una vez tomada, deberemos mantenerla aunque cueste trabajo o sacrificio. 3. No se puede exigir a los hijos lo que no somos capaces de hacer. Mantener una congruencia de vida, no podemos pedir orden si somos un desastre..4. Debemos mantener el control, no dejarnos llevar siempre por la ira, enfado, o agresividad, puesto que nos pueden llevar a dar órdenes que luego tendremos que corregir.5. Ser tolerantes con las pequeñas cosas, (la ropa, el tatuaje, el pendiente.) y poder exigir en las fundamentales.6. Mostrar interés por todas sus acciones. No exigir, dar órdenes y desaparecer de la escena, leer el periódico o marchar de casa, desatendiéndose del hijo.7. Disponer de muchísima paciencia. No debemos olvidar que ellos tratarán de imponer sus criterios, aprovecharse de nuestras debilidades, debemos ser perseverantes, no claudicando nunca, y cuando nos veamos desbordados pedir ayuda a un profesional que nos oriente.8. Valorar todo lo bueno, lo responsable que sea, aunque sea mínimamente, pues así será estimulado, procurando estar siempre para ver también lo que ha hecho bien, aunque sea su deber (como estudiar, o recoger su habitación) puesto que en esta crisis esto a él, al adolescente, le supone un esfuerzo.
Y Recuerde ...Algunas pautas
· Póngase en el lugar de su hijo: Sea empático con su hijo.
· Informe a su adolescente y manténgase informado : La adolescencia es a menudo una época para experimentar y a veces esto incluye comportamientos arriesgados. No eluda los temas relacionados con el sexo, las drogas, el alcohol y el tabaco; conversar con su hijo abiertamente sobre estos temas antes de que se vea expuesto a ellos aumenta las probabilidades de que su hijo actúe de forma responsable cuando llegue el momento.
· Respete su privacidad: Para algunos padres esto es algo muy difícil. Creen que todo lo que hacen sus hijos es asunto suyo. Pero cuando se trata de formar a un futuro adulto, tener algo de privacidad se convierte en un derecho de ese futuro adulto. Si existen señales de alerta que indican que puede haber problemas, usted se podría ver obligado a invadir la privacidad de su hijo hasta que llegue al fondo del problema, pero de lo contrario, manténgase al margen. El dormitorio de un adolescente y sus llamadas telefónicas deben ser algo privado y no hay necesidad de compartan con uno de sus padres todas sus ideas o actividades. Todos los niños, adolescentes o no, requieren supervisión de los padres y usted tiene derecho a saber dónde estará su hijo y qué hace. Pero no espere que le dé todos los detalles ni que lo invite a ir con él/ella. Respetar su intimidad y sus silencios, sin intentar hacerle hablar de algo que no quiera. No presionarlo y mantenerse receptivos para que el joven sepa que puede contar con el apoyo de los padres.
· Establezca reglas apropiadas: Sepa ceder y ser flexible. Si su hora de llegada no es la que el quiere, trate de negociar. Si se porta bien el aumentar la hora de llegada puede ser un premio. Tenemos que fijar normas y límites pero a través del diálogo para que nuestros hijos acepten y asuman compromisos.
· En primer lugar, la crítica y la corrección debe combinarse con el uso frecuente de elogios. Es decir, debes ser capaz de ver también lo que tu hijo hace bien y decírselo. Por muy desastre que te parezca tu hijo, seguro que tiene también valores positivos que debes esforzarte en reconocer. Además es necesario corregir con mucho cariño. Por tanto la crítica debe ser serena y ponderada, sin precipitaciones y sin apasionamiento. Cuidadosa, sin ironía, sin sarcasmo, como se corrige a un amigo.
· Tómelos en serio, no tratarlos como seres inferiores que explican cosas de las que estamos de vuelta.
· Conviene no aprovechar cualquier ocasión para sermonearles.
· Escuchar con atención lo que quieren explicarnos opreguntar.
· Cuando hable con él, concéntrese en lo que dice. Hágale alguna pregunta sobre lo que explica para demostrar que realmente se quiere enterar bien. Y sobretodo nunca diga " ahora no tengo tiempo".
· Hablar también de lo que les interesa a ellos. Dar tiempo para abordar los temas que nos interesan a nosotros.
· Es importante evitar, tanto cuando les hagamos propuestas como cuando los censuremos, ponernos a nosotros mismos como modelos ("A tu edad yo...") o poner comoejemplo a otras personas ("Mira tu hermano como..."). Es injusto, ofensivo y un camino seguro para conseguir su animadversión. En todo caso compáralo con él mismo ("Seguro que lo conseguirás, como cuando hiciste...").
· Hay que prever sanciones para el caso de que rompa alguno de los compromisos o normas establecidas. Es inteligente tenerlas preparadas para que no sean fruto de la improvisación ni desproporcionadas. En todo caso, podéis pedir su opinión sobre la sanción que habéis pensado.
· La libertad y autonomía respecto al uso del tiempo ibre, al uso del dinero, al horario de llegada a casa, o a la gestión de sus estudios hay que otorgarla en función de la responsabilidad demostrada. A mayor responsabilidad, mayor autonomía, y ante faltas de responsabilidad, restricciones de autonomía.
· Siempre que pida a su hijo que haga algo, explique por qué se lo pide. No use expresiones como "porque lo digo yo" o "porque sí".
· Aproveche los acontecimientos que le ocurran para relacionarlos con objetivos de autoexigencia y lucha personal.
· El padre debería hacer notar a los hijos el esfuerzo de autoexigencia que realiza la madre, y viceversa. Es una magnífica ocasión para mostrar un ejemplo.
· Pedirle perdón cuando nos equivoquemos o cuando, por falta de control personal, le gritamos o descalificamos.
· Dejar que se explique, dar crédito a lo que dice salvo cuando tenga evidencia de lo contrario.
· Si le engaña o falta a sus compromisos, no le grite ni le riña. Explíquele con toda la calma de que sea capaz, que ha faltado a nuestra confianza, por lo cual tendrá menos autonomía hasta que demuestre que es digno de confianza.
· Establezca la costumbre de que explique con quién sale y dónde podríamos buscarle en caso de necesidad.
· Dedicar tiempo a estar juntos, compartiendo alguna actividad y conversando sobre ello (acompañarles a sus partidos o actividades extraescolares, a clase, yendo juntos al cine, de compras, al fútbol)
· Compartir alguna preocupación personal con su hijo y pidiéndole su opinión (temas al alcance de su nivel madurativo: problemas de trabajo, de salud...) puede facilitar la comunicación entre ambos.
En fin, educar es por tanto ayudarles fomentando su independencia, su libertad, enriqueciéndolos sin anularlos, estando al lado, y no encima.
Con esta información sólo querría que quedara bien claro que la adolescencia es esa edad en la que todos juramos que seríamos distintos a nuestros padres, para acabar con el tiempo pareciéndonos y acercándonos absolutamente a ellos. esa edad en la que ustedes se reconocerán en estas frases:
· Miente respecto al colegio o pira.
· Deja la habitación como una pocilga.
· Quiere volver tarde.
· Tiene una actitud agresiva. Incluso amenaza o insulta.
· No hace más que ver la tele.
· No ayuda en casa.
· Siempre quiere estar solo
· Sé que bebe o fuma
· Está siempre en bares y discotecas.
· Exige continuamente cosas caras, de marca y tiene rabietas si no lo consigue.
· Quiere vestirse de la forma más rara del mundo
· Está apático, parece no importarle nada.
Bien, pues todos estos problemas, siempre que no se desborden como ya hemos visto, forman parte de su evolución, de su crisis de oposición, que como toda crisis es madurativa y cuya ausencia es patológica. Es decir es básica la rebelión contra la familia, puesto que ésta tiene que ser negada para que el adolescente llegue a la madurez real, por ello una hiperautoridad paterna que aplasta sistemáticamente todo intento de afirmación del adolescente o por el contrario la superprotección y el exceso de permisividad hacen que el adolescente no sepa a que atenerse y pueda por tanto complicarse su crisis hasta hacerse patológica y necesaria de tratamiento.
Para que esto no suceda es importante tener grandes dosis de amor, de paciencia, de comprensión y de recuerdos.. Quizás es por esto por lo que los padres no suelen comprender a sus hijos en esta edad, no se acuerdan. Por mi profesión trato continuamente con ellos, y he descubierto que me encantan. Creo que lo importante es volver la vista atrás.y recordar. no, no está tan lejos, sólo hay que recordar las riñas con los padres por la hora de llegada, las amenazas de cortar el teléfono, que en la actualidad puede ser desconectarlos de Internet, los suspensos, los novios, las copas de más, la responsabilidad de menos, el egoísmo de creer que el mundo era nuestro y que todo debería estar a nuestra disposición.
Volver la vista atrás y recordarnos a nosotros mismos, como nos sentíamos, la incertidumbre ante el futuro, el no saber bien quienes éramos, el cuestionar todos los valores de nuestros padres.. Es solo un ejercicio de memoria. no queda tan lejos. sólo hay que intentarlo..
BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA
Un adolescente en casa: Consejos para disfrutar con la adolescencia de sus hijos Joan Carles Suris. Editorial. De Bolsillo
Un adolescente en mi vida: Manual práctico para la educación de los hijos. D. Maciá. Editorial: Pirámide
100 maravillosas formas de comprender a tu hijo adolescente Trudy Simpson Editorial: Troquel
Socorro! Tengo un hijo adolescente R.T Bayard y J. Bayard Editorial: Ediciones Temas de hoy

Ser madre o padre de un adolescente.....

La adolescencia es una de las etapas más complicadas en la vida de los humanos, no solo para los adolescentes, sino también para los padres. Habrá momentos en que te parecerá que una persona irreconocible ha ocupado el puesto de tu hij@ y añorarás un pasado más fácil en cuanto a la disciplina se refiere.
Pero es importante recordar que durante la adolescencia nuestros hijos aprenden a ser su propia persona, a tomar decisiones ellos solos, a convivir más con sus compañeros, a vivir situaciones de amor correspondido o amor no correspondido y, en definitiva, a servir como ser independiente en el mundo.
Es una tarea tan importante para su futuro como adulto, como complicado y hay que respetar su forma de afrontar los retos de esta edad y, en la mayor medida posible, comprender su complejidad. Es fácil desesperarse cuando vemos a nuestros hijos tambalear entre la dependencia de un niño y la independencia de un adulto según el desafio del momento, pero hay que armarse de paciencia e intentar no dejarle ver nuestra frustración.
No podemos trasladar (todavía) nuestras reglas y soluciones de adultos a los problemas y situaciones de nuestros adolescentes. Los adultos afrontamos los retos con un sentido mucho más desarrollado sobre quiénes somos, cuáles son los valores importantes, qué deseamos y cómo lo conseguimos. Pero no podemos - ni debemos intentar - trasladar este sentido (logrado después de muchos años de aprendizaje personal y profesional) a nuestros hijos. No debemos imponer nuestra manera de hacer las cosas o arreglar situaciones difíciles, por mucho que estemos más preparados para ellos para hacerlo. Podemos - y debemos - escuchar, aconsejar, ayudar o ensayar con ellos. Pero nada más. Tienen que aprender, y debemos respetar su manera de hacerlo en la mayor medida posible.

Errores, falsos inicios, opiniones equivocadas, acciones impulsivas, obsesiones pasajeras, lealtades cruzadas, fracasos..... todo forman parte de este aprendizaje. Los adolescentes no solo tienen que aprender la respuesta correcta a una dada situación, sino que tienen que comprender el valor de esa respuesta y esto es algo que a veces solo se aprende a través de la experiencia. Es un camino complicado, confuso y difícil, que requiere la comprensión y el apoyo de madres, padres, y familiares mayores.
Adolescentes que se sienten capaces de contarles a sus padres sus temores, sus fracasos y sus aspiraciones sin ser juzgados, tienen mucho más posibilidades para convertirse en adultos seguros y buenas personas que aquellos adolescentes que sienten la necesidad de esconderles todo a sus padres. Nuestro reto como padres de adolescentes es mantener abiertas las vías de comunicación, trasladar nuestras inquietudes a nuestros hij@s sin predicarles, aprender a explicar nuestra postura sin menospreciar la suya, respetarles y conseguir que nos respetan, contar hasta diez antes de gritar...

La Adolescencia...


La adolescencia es ese estado en el que un@ puede sentirse en limbo, porque ya no se es niñ@, pero tampoco se es adult@. La adolescencia implica cambios físicos y emocionales para los propios adolescentes y también cambios en la organización y relaciones familiares. Hay distintas etapas en la adolescencia y cada una trae consigo sus perculiaridades particulares.
La adolescencia se ve de forma muy distinta dependiendo de si eres el propio adolescente o si eres madre o padre del adolescente. Para preparar esta sección, hemos hablado con ambos grupos. Con los adolescentes que experimentan sensaciones aparentamente opuestas de total rabia, o de felicidad desmesurada, de amor o de odio... a veces ambas en cuestión de horas. Adolescentes que no comprenden por qúe se les quiere "controlar", que quieren más independencia, que no entienden por qué sus padres se irritan con tanta felicidad, que a veces se sienten los dueños del mundo, y otras veces les invade la inseguridad. Adolescentes que se sienten orgullosos, o horrorizados, por los cambios físicos de la pubertad. Adolescentes que les cuesta concentrarse, que se aburren con facilidad, que desafían al establishment, sea la familia o sea el colegio, con tal de desafiarse.


Y padres que a veces sienten como si no conociesen este "nuevo" miembro de su familia. Que añoran al niñ@ de antes. Que no saben, o no quieren, apoyar al adolescente en su deseo de tener mayor independencia.
Padres que temen perder el control de la situación, temen el mundo de las drogas y el alcohol, no comparten los nuevos valores de sus hijos adolescentes y necesitan aprender cómo negociar unas normas que sean acceptables para todos los implicados.
Esperamos que esta sección sea útil para tod@s. Los artículos han sido aportadas por adolescentes, madres, padres, hermanos pequeños de adolescentes, expertos profesionales y docentes que experimentan los problemas de la adolescencia y las alegrías desde una perspectiva u otra.
Al incluir a todos los implicados, esperamos ofrecer consejos y experiencias que nos ayuden a todos a afrontar la adolescencia y, por qué no, ¡hasta disfrutarla!