13 abril, 2010

Ser Madrastra o Padrastro.

La familia es la base del legado emocional de las personas, constituye el cimiento de seguridad y estabilidad nutrido en un ambiente de aceptación y amor que le permitirá al individuo desarrollarse. Las familias combinadas, o reconstruidas, es decir, que inician a partir de segundas nupcias, y por tanto, integran los hijos de cada uno de los progenitores, enfrenta condiciones especiales en relación con el modelo convencional de familia biológica, gran parte se manifiesta de manera negativa y esto no por naturaleza sino por el mal manejo de los acontecimientos. Por ello, es vital que los padres fomenten relaciones saludables entre todas las partes involucradas, teniendo presente ante todo, el bienestar de los niños.
Las familias combinadas se enfrentan a algunos desafíos muy extraordinarios e inquietantes. Aunque muchas de ellas se ajustan finalmente a sus nuevas circunstancias, al principio, por lo menos, es típico que dentro de una familia combinada, uno o más de los niños vean al nuevo padrastro o madrastra como un usurpador. Su lealtad al recuerdo de su padre o madre ausente puede ser intenso, así que para ellos recibir al recién llegado con los brazos abiertos sería un acto de traición. Esto pone al padrastro o madrastra en una situación muy difícil.
Al principio del matrimonio, debemos comprender que para los hijos la aceptación de la pareja es difícil, porque el hijo de su pareja sufre por la separación de sus padres, y guarda la esperanza de un reencuentro. Es posible que también surjan celos, que se sientan desleales ante el padre ausente si quieren a la nueva pareja. Esto no es fácil, mucho menos si tienen una relación sana y cercana con sus padres, para ello es necesario que con el tiempo se vayan vinculando y adaptando.
Es crucial que los nuevos padres demuestren dedicación a sus hijastros y no únicamente a la pareja. Con el fin de lograr mayor bienestar emocional en los hijos, el padrastro o la madrastra deben tener una cordial relación con los padres biológicos, recordando que el papel de la madrastra y del padrastro es el de colaborador.
Cómo lograr establecer una relación cordial
La reacomodación familiar, es un proceso que se debe dar de forma natural y no forzada. Si usted es el nuevo miembro en la familia, debe tener presente que no llegó para sustituir o a excluir al progenitor, vino para enriquecer a la familia con otra figura de amor, autoridad y armonía.
Si usted decide tener una pareja que tiene hijos, debe amarlos así como ama a su pareja. No se permita hablar mal delante de sus hijos de su ex pareja. Esto va a herir a sus hijos, y no ayudará en el proceso de acople.
Su amor es incondicional, independientemente de las conductas, acciones, y personalidades. Es importante comprender que cada hijo es único, especial y diferente. Por eso, permita que vivan su proceso a su propio ritmo.
Los límites son una muestra de amor y seguridad, por lo que deben cumplirse, pero deben ser acompañados de diálogo, consideración, amor y respeto.
Recuerde que la madrastra o el padrastro es un colaborador de su cónyuge, no el nuevo papá. El que se le dé el título de papá, o mamá, es una prerrogativa exclusivamente de los niños, no se puede imponer. Por eso, no lo pretenda.
Si siente que no pueden manejar las dificultades busquen un moderador, una persona neutral que pueda guiarlos. Lo cual es normal en todo proceso de acople.
El criticar o atacar a su pareja no conduce a nada. Cuando no esté de acuerdo con algo háblelo con su pareja en privado y nunca delante de los hijos. Es tiempo de superar la situación, no de culpar o recriminar.
“Recuerde que el amor es como un río: usted puede extraer suficiente agua como para regar una flor por aquí, un árbol por allí, un jardín de aguas abajo, y el río seguirá fluyendo mañana. Usted podrá amar a su esposa, a sus hijos biológicos y a sus hijastros, y le sobrará amor para otros. Su cónyuge puede amar a sus hijos biológicos y a usted y aún tener amor sobrante para los hijos biológicos suyos.

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