22 julio, 2010

Cuando se te escapa de las manos...

Existe una forma de depresión que se esconde bajo problemas físicos, cambiables de un lugar del cuerpo al otro, y situados en el marco de una fatiga extrema. Se trata de la llamada depresión oculta una dolencia difícil de diagnosticar, porque los pacientes no hacen referencia a ningún sufrimiento psicológico. Los signos de una depresión clásica son bastante conocidos. Pueden aparecer repentinamente o, al contrario, caracterizarse por una sucesión de eventos depresivos que traducen la exacerbación de un mal vivir en lo cotidiano. Incapacidad de sentir placer, enormes dificultades para concentrarse, retardo psicomotor e intelectual, todo en medio de una sensación de pesimismo y tristeza.
A la inversa, reconocer una depresión oculta no es tan simple. En la consulta, una persona evoca esencialmente problemas del cuerpo, y si el médico le pregunta sobre la posible presencia de un sufrimiento psicológico, el paciente lo minimizará, incluso lo negará o lo incluirá en la cuenta de dolores diversos y variados. Estudios realizados por médicos generales en Estados Unidos y en diferentes países de Europa han mostrado que el 50 por ciento de las depresiones con expresión somática pasan inadvertidas. Los síntomas de una depresión oculta parecen ser los mismos de un enfermo al otro: dolor de cabeza, de cuello, de hombros, a veces digestión difícil y, de manera constante, una inmensa fatiga que no cede con el descanso.
Como los signos psicológicos de una depresión clásica, estos signos físicos evolucionan durante el día. En general, los dolores son importantes al despertar. Se siente tan fatigado que iniciar el día parece una misión imposible. Para un depresivo “clásico”, este inicio es extremadamente doloroso desde el punto de vista psicológico; en la depresión oculta, es el cuerpo el que no responde. Afortunadamente, el estado mejora al final de la tarde, cerca de las 5 ó 6.
¿Por qué razones una persona expresa su malestar psicológico en su cuerpo? Simplemente porque, en algunos, el lenguaje del cuerpo es predominante en relación con el lenguaje oral. Así, por ejemplo, muchas personas expresan un estrés profesional o un conflicto familiar con un dolor de espalda o de estómago.

Sugiero que tomes un momento en el dia, te sientas en confianza contigo mism@ y seas realista, aceptes que estas pasando por un momento que es dificil y reconocelo, buscar la raiz del problema y buscar soluciones, que se convierte en opciones para salir de ese estado de animo, consigue ayuda de un profesional de la conducta, este sera tu guia en el camino hacia tu bienestar.

Hasta la proxima...